El sector norte de Vicuña ofrece una buena alternativa para la realización de trekking, teniendo la posibilidad de encontrarse con una excelente panorámica de la ciudad, el cerro de La Virgen, cerro Mamalluca, cerro Peralillo, Cerro Reloj, y los cerros del sur coronados por los observatorios astronómicos cerro Tololo y el telescopio SOAR (Southern Astrophysical Research). Sin duda un poco más de esfuerzo nos permite ver mucho más amplio que desde el clásico Cerro de La Virgen.
El Trek comienza en sector línea del tren con calle San Martín, desde allí se toma la calle de tierra hacia el norte, pasando algunas casas el borde de los cerros aparece luego de un canal.
Desde ese punto ya comienza una fabulosa vista en un sendero claro, pudiendo disfrutar de las flora del lugar está primera parte es suave, como casi todo el Trek salvo en dos ocasiones que se inclina el camino para llegar a cumbres previas.
A cierto camino ya recorrido, se aprecia la comunidad de La Viñita, no visible desde el cerro de la Virgen, así como también el cerro del Reloj, que en cierta parte del camino un descanso comunica con este a través de un pequeño mirador.
Ya una vez metido en la ruta llegar a una cumbre más allá no es difícil si simplemente queremos una panorámica de Vicuña ya con este tramo es suficiente para una mañana de trekking y meditación. El silencio, la contemplación y la quietud lo hacen un lugar ideal para desconectarse un momento y observar la magnitud de las cosas.
El paso por estos cerros nos muestra los clásicos quiscos, quienes pacientemente en espera del agua de las neblinas contemplan silenciosos el paso del tiempo en los cerros, encerrados en silencio profundo.
Las muestras no cesan si imaginación poseemos, podemos ver el viento si lo hemos escuchado, y podemos escucharlo si alguna vez lo hemos visto. Este aromo hace visible el aire que lo recorre, nos muestra las caricias del viento.
A este punto ya nos consideramos de la ciudad otra vez, el cerro de La Virgen es cercano y podemos ver la postal clásica de Vicuña acompañados por un furioso pimiento, el aire que recorre el valle transversal nos limpia la cara y la acaricia desnuda para quitarnos el polvo de la caminata.
Ya en la ciudad ubicados a un costado de Hierro Viejo, nos da la despedida el cartel, quien nos indica que ya el camino acabo, o por lo menos el camino del cerro, el escarpado, el silencioso, el que no tiene sombra, el seco, el que apenas se ve, para cambiarlo por el de cemento, el bullicioso, el cubierto de murallas, el que esta lleno de carteles.
Análisis de la Ruta.
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